Voy como errante peregrino
tragando el polvo de los
caminos,
de lugar en lugar, de pueblo
en pueblo
hasta encontrar mi destino
incierto.
Deseo llegar a buen puerto
para ganarme el sustento,
me hare pasar por contador de
cuentos
procurando no perecer en el
intento.
Erase que se era un tiempo
en que no existían las
prisas,
todo era armonía y silencio
de familias numerosas.
Tropecientos muchachos
correteaban por las calles
del pueblo,
hambre, sudor y lágrimas
había en todas las casas.
Eran tiempos de posguerra
de cartillas de
racionamiento,
de arruinarse las cosechas
y emigrar al extranjero.
De curas en el pulpito
metiendo miedo a los parroquianos
amenazando con las llamas del
infierno,
era tanta el hambre que estos
eran capaces de coger al demonio
y comérselo por los cuernos
todo entero.
Voy como errante peregrino
de bohemio trotamundos,
aspirante a escribidor, hoy
me siento
algo soñador y un pasota de
lujo.
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