Erase que se era un cuento
con un ambiente navideño,
es la historia de un niño
que desde muy pequeño era huérfano.
De una familia con pocos
recursos económicos
tuvieron la feliz idea y llegaron
al acuerdo,
de ingresarlo en un colegio
interno
donde se formaría y se haría
un hombre de provecho.
Con el consiguiente berrinche
y disgusto
porque le habían cortado
todos los vuelos,
ya que estaba acostumbrado a estar
en la calle
jugando desde la mañana hasta
la tarde.
En el colegio de las monjas
fue aplicado y sacaba buenas
notas,
llegó a ser subcampeón de
catecismo
y hasta ejerció de
monaguillo.
Cuando llegaban las Navidades
ayudaba a colocar los
belenes,
cantaba villancicos con la
familia
y a la misa del gallo acudía.
En esa noche mágica
de alegría y esperanza,
alrededor de la mesa camilla
comía polvorones, mazapanes y
perrunillas.
Cuando el niño creció
fue trasladado a un colegio
de artesanos,
regido por los padres
salesianos
para aprender un oficio y
completar estudios.
Un buen oficio aprendió
se colocó como un cualificado
trabajador,
casose con la encantadora
Victoria
tienen unos hijos que son una
gloria.
Aquellos tiernos y bellos
años pasados
en su memoria quedaron
grabados,
y cuando llega la Navidad
todos los años los vuelve a
recordar.
Acercándose al colegio de las
monjas
les canta villancicos a todas
horas,
es mi amigo Manuel Leal
un compañero del Orfeón de
los de verdad.
Erase que se era un cuento
de un niño que se llama
Manuel,
que de este ambiente navideño
disfruta con su esposa, hijos
y nieto.
La historia de un niño feliz
que desde pequeño aprendió a sonreir,
y aunque se crió en un orfanato
desde pequeño
de ser su amigo muy orgulloso
me siento.
De su maravilloso cuento
una vez leído se lo resumo,
y añadiendo algún
chascarrillo
le dedico estos versos.
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