miércoles, 6 de agosto de 2014

Las cornás en la vida

Nunca quise hacer astillas del árbol caído
pues sería como un sin sentido
de mis heridas y llantos
intentar componer un precioso canto.

Aunque el tiempo cicatriza las heridas
pero ahí quedan como testigo mudo
aunque perdono pero nunca olvido
lo mal que me trataste en la vida.

En ocasiones con su imagen  mi mente se aviva
como una llama de fuego encendida
quisiera su cara se disipara en la neblina
como el rocío de la noche al amanecer el día.

A los cuatro vientos proclamar
mis miserias y dolencias
ni siquiera un ramo de rosas acompañar
para enterrar las marcas que me dejaron sus caricias.

No sé si serán reales o ficticias
pero tardaron en curar más de cien días
si me llamaban el costuras
de tantos puntos y puntadas que tenía la herida.

No hay mal que cien años dure
ni cuerpo que lo resista
que Dios reparta suerte
y cornás en la vida.

Porque puede ser que algún día
con el rápido paso del tiempo
tu sonrisa se vuelva llanto
y mi llanto alegría.

( Adrián Sánchez Blázquez )




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