Este domingo a las doce de la
mañana tengo la sorpresa
de la visita de mi hermano
Moises y de Puri mi cuñada
que venían de ver la obra
Eunuco del teatro de Mérida
me lleno de júbilo y es muy
grata su compañía,
después de un rato de charla
nos fuimos de vinos y tapas
al bar la Dehesa, Manolete
variados y cervecitas frescas.
Regresando a casa y antes de
la comida, unas tapitas
acto seguido una fresca
ensalada para acompañar ricas lubinas,
para pasar a café con hielo y rico helado
a cuál de ellos más exquisito
y fresquito.
Hasta las seis de la tarde un
ratito de siesta
para descansar un poco y los
bolatos ponerse en carretera,
de sus vacaciones han traído
unos detalles para hermanos y sobrinas
pero lo que más alegró fue su
presencia en éste día
que nos animó, alegró y nos
hizo salir de la monotonía.
Y como fiel reflejo
de que todo esto ha sido
cierto
en un domingo, diez de agosto
lo dejo plasmado en éstos
versos.
Con más o menos rima
pero ha sido una buena
medicina
que me estimula y anima
a salir un poquito de la
rutina.
Este domingo se viste de
fiesta
sin tirar ni cohetes ni
centellas
la jornada ha sido luminosa
aunque pocas horas, pero muy
bellas.
Y es que en éstos momentos
es muy de agradecer estos
encuentros
sea de familiares o amigos,
y es que nos encontramos tan
solos
y nos conformamos con tan
poco
que solo de pensarlo me emociono.
La vida está hecha de
pequeños detalles
de las caídas aprender a
levantarte
para poder seguir hacia
adelante
con el apoyo de amigos y
familiares.
Para mis hermanos Moises y
Purita
con la mejor de nuestras
sonrisas
agradeciéndoles su visita
con besos de Adrián y Toñita.
( Adrián Sánchez Blázquez )
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