El desenlace inesperado
Antón, era un hombre con un físico
atractivo, de buena familia y posición acomodada.
Era burlón e irónico y todo lo ideaba
en su propio beneficio.
Se reía del mundo y de todo, hacía
burla de adivinadores y videntes, decía que eran charlatanes de feria, no creía
en esas patrañas, pensaba que era el rey del mambo y no creía en la fuerza del
destino.
Una gitana le echó las cartas y la
mandó a hacer vientos, marchándose sin escuchar las maldiciones y ultimas
predicciones.
Todo lo poseía, todo menos personas
amigas con las que disfrutar de una agradable compañía, por su rudo carácter y
su forma tan prepotente de actuar.
Un día al salir del teatro una joven
pordiosera pero con aspecto de vieja bruja ya que vestía unos raídos harapos,
le faltaban casi todos los dientes y una de sus mejillas estaba totalmente
desfigurada por el corte de una navaja, le pidió una limosna para poder
alimentarse ya que llevaba varios días sin comer, a lo cuál se negó y es más le
dio un empujón lanzándola hasta el medio de la calle y a punto estuvo de ser
atropellada por un carro de caballos.
El siguió su camino, a lo lejos se
oían los gritos lastimeros de la joven pordiosera.
Más adelante paró a tomar unas copas
en el bar Petrus; un borracho de oficio le pidió le invitara a un trago de la
botella entera que le habían servido. A lo cual se negó y el borracho lo
maldijo.
Salió de la taberna y se disponía a
marcharse a casa cuando unos niños andrajosos le pidieron unas monedas para
comprarse unas chucherías, a los cuales espantó con grandes ademanes y alguna
que otra patada en el trasero de alguno de ellos. Se marcharon maldiciéndole.
A continuación decidió ir a pasar un
rato al casino, realizó varias apuestas ganando una inmensa fortuna, después de
tomarse unos tragos de licor recogió el dinero y regresó a casa.
Al entrar en el zaguán se miró a un
gran espejo que tenía y ve los rostros de : la joven pordiosera, el borracho de
oficio y los niños andrajosos y la fortuna que acababa de ganar en el casino y
cayó en la cuenta que acababan de realizarse en ese mismo día cuatro de las
cosas que le había profetizado aquella zarrapastrosa echadora de cartas y solo
quedaba cumplir la última que era el suicidarse esa misma noche a continuación.
Cosa que llevó a cabo.
El destino de las personas está
escrito.
Un hombre que aparentemente lo tiene
todo pero a su vida le ha faltado sentido.
Vida, muerte…
solo un ruido sordo los separa
un disparo en el paladar
será doloroso?
pronto lo sabré.
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