miércoles, 9 de noviembre de 2016

A un panadero poeta


A un panadero poeta



Quién hace un cesto, hace ciento; y si tiene mimbre y tiempo, un cuento.



Esta sabia respuesta dio un sagaz panadero a un irónico reportero de un diario que le preguntó por qué dejó este oficio para dedicarse a escribir libros.



Lo vendió todo y se dedicó a escribir prosa y versos.



Antes escribía desde las diez de la noche hasta las tres de la madrugada y a partir de esa hora dejaba la literatura y se dedicaba a las chapatas, las vienas y las barras.



Decidió dedicarse a su obra literaria escribiendo libros y vendió la panadería a sus tres empleados.



No había otra: o panadero o escritor y a esto último se dedicó.



Y este aprendiz lleva ya publicados dos libros de cuentos, un comic con viñetas, nueve novelas y un tratado con mucha miga un tratado literario.



Panadero o novelista, cambia dos millones de kilos de harina por ya cerca de cinco mil páginas y escribiendo continúa toda una gran trilogía.



Este es Luis Bresnia de Hinojal, uno de los pueblos de los Cuatro Lugares y que su verdadera vocación ha sabido encontrar.



Vaya mi más sincero aplauso para este ilustre panadero que con el calor del horno aparte de ponerse moreno es un gran escritor de prosa y versos.



Y que en éste difícil mundo del arte literario siga cosechando triunfos por la geografía de nuestros pueblos extremeños y llegue a ser reconocido hasta en el extranjero.



Antes que el fulgor de la mañana

vierta su luz en la ventana;

ya el panadero se levanta

para comenzar de nuevo la jornada.



Sabe que entre sus manos

está la magia del sabor;

cernir y cernir hasta que la masa

adquiere su mejor color.



(El panadero alegre- Calixto el poeta)




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