LXXII
Hay que tener un
humor muy negro
para aguantar más
de ciento veinte minutos,
en la consulta
del médico
y salir cantando
a los cuatro vientos.
Pero cuando
llevas muy dentro metido
todo el miedo
del mundo en tu cuerpo,
pendiente de
saber un incierto resultado
y te comunican
que estas completamente sano.
Entonces amigos
míos
es para salir corriendo,
cantando y
bailando
y repartiendo
abrazos por todos lados.
Que el miedo es
libre
como el que
tienen a los galgos las liebres,
y no quisiera
despedirme de todos vosotros
sin dedicaros un
bonito fandango.
Un día me preguntaron
que a donde quería llegar
con mis versos y mis letras,
a decir tanta verdad
que la mentira se pierda.
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