Para ser zarceña
hay que saber disfrutar de la
vida,
de la melancolía
paseando por la dehesa.
Suspirando
desechando las tristezas,
de ser elegante
a fuerza de ser bella.
De arrastrar tanta historia
y tanta leyenda,
sonriendo
por donde quiera que vayas.
No hay que ser extremeña
para ser zarceña,
solo hay que ser desenfadada
y graciosa
y estar siempre risueña.
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