Oscuros nubarrones
se divisan en el horizonte,
a lo lejos en la sierra
se escucha el ruido de la
tormenta.
Truenos, rayos y centellas
caen en la dehesa extremeña,
los animales corren
espantados
por la luz de los relámpagos.
Unos negros pajarracos
pasan velozmente por mi lado,
como aciagos presagios
de lo que se está
aproximando.
Un aparatoso rayo
seco y estruendoso cae a mi
lado,
haciéndome salir corriendo
huyendo del fuerte aguacero.
La fuerza del viento
que por momentos iba
creciendo,
me hizo cerrar el paraguas
poniéndome calado hasta las
trancas.
Nada más llegar a casa
ducha calentita de agua,
y un buen te confortable
hizo animarme al instante.
Oscuros nubarrones
se divisan en el horizonte,
es tiempo de otoñada
para sacar botas catiuscas y
paraguas.
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