sábado, 17 de octubre de 2015

Zarceño


                                  



Para ser zarceño

hay que ser como aquellos viejos,

que salían tempranito al campo

para recoger el trigo.



Con sus mangas remangadas

trajinaban mientras siesta,

recogiendo las gavillas

para trillar en la era.



Uno más en la faena

llegado el momento con su navaja cabritera,

partiendo el pan en rebanadas

que había sacado de unas alforjas muy viejas.



Las untaba con aceite de su propia cosecha

o una miel muy rica,

que traía de su despensa

y las repartía a la hora de la merienda.



No hay que ser extremeño

para ser zarceño,

hay que tener muchos reaños

y tener mucho conocimiento.









 

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