jueves, 31 de enero de 2019

El impenitente viajero


EL IMPENITENTE VIAJERO

Soy un impenitente viajero y aunque mi procesión va por dentro quiero en estas páginas en blanco poderlas llenar de prosas y versos.
Soy un impenitente viajero que escribe versos con una prosa encabalgada entre la ocurrencia y la ironía.
Me subo a mi auto, cojo bolígrafo y cuaderno y recorro valles y campos como ave que emprende el vuelo.
Soy un impenitente viajero y aquí confío mis estados de ánimo, las preocupaciones más tontas que son las que más descolocan.
Soy un impenitente viajero que diariamente emprende el vuelo y como un fantasma recorro el mundo denunciando a los pueblos oprimidos.
Al igual que vuelan los pájaros surcando nuestros cielos, quisiera garabatear con mis manos experiencias vividas y ver realizados mis sueños.
Soy un impenitente viajero que va de pueblo en pueblo en busca de la inspiración de mis versos que escribo y comparto con todos mis amigos.
Soy un impenitente viajero que parte con rumbo incierto a conocer otros mundos en trenes sin retorno.
Recorro trochas y caminos hablando con los lugareños escuchando los alegres chascarrillos que les contaban sus abuelos.
Soy un impenitente viajero que requiere de las imágenes de otros, sin temas específicos entre mis manos pero de escribir prosa y versos no me canso.
Entre chanzas y risas la conversación se calienta y se anima alrededor de la lumbre con su llama viva degustando ricas viandas y vinos de la tierra.
Soy un impenitente viajero que un día de frio y seco invierno se le empieza a obnubilar el cerebro solo de pensar que mi mente pueda quedarse en dique seco.
Soy un impenitente viajero nacido en el terruño extremeño, mitad partocho, mitad zarceño y aspirante a escribidor de versos.
Mi vieja mochila viajera de vacía pasa a estar llena de las hermosas experiencias vividas, su recuerdo permanecerá en mi mente siempre como una llama encendida.
Soy un impenitente viajero que va por aldeas y pueblos de la comarca extremeña para inspirarse y escribir mi obra maestra.

Soy un viajero impenitente
que anda de cumbre en cumbre
de abismo en abismo
sin querer de mis sueños literarios despertarme.

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martes, 29 de enero de 2019

Cantos de sirena


CANTOS DE SIRENA

Paseando por la orilla de la playa, pisando su fina arena y su fría agua, en un día claro y con un cielo de un color azul celeste, a mi mente llegan recuerdos de hermosos amaneceres, en los que era más joven, con algunos añitos menos y un pulso más firme, alrededor de un cafetito cargadito y calentito, cogiendo papel, pluma y tintero y hacía mis primeros pinitos de aspirante a escribidor intentando componer un poema en los renglones de mi cuaderno.
Cuantas dudas, borrones y un manojo de nervios que aceleraban mi corazón y mi pulso temblaba al escribir las letras de mis primeros versos.
Que difícil resultaba todo, dando vueltas al magín para intentar componerlos, no sabía si escribir algo personal, experiencias vividas o inventarme algo como si fuesen cosas soñadas. La verdad es que la tarea se presentaba ardua.
Empezaba a retirarme de la playa, iba a darme la media vuelta y antes de volver la cabeza, a lo lejos en la lontananza vi aproximarse una botella que se acercaba a la orilla de la playa, mi cabeza comenzó a dar vueltas, que podría ser aquello, traería algún mensaje en su interior como ya había visto en repetidas ocasiones en algunas películas, que nerviosismo y es que el bamboleo de las olas la hacía venir muy despacito, mi corazón se aceleraba por instantes, no viendo nunca el momento de que llegase a mis manos para poder despejar todas las dudas que acudían a mis pensamientos.
Tuve que meterme en el agua hasta la cintura para poder intentar cogerla ya que empezaba a adentrarse nuevamente mar adentro y me daba coraje que desapareciese y con ella se irían al garete todos mis sueños.
Estaba a punto de tomarla cuando sentí bajo mis piernas que algo se movía y encima de sus lomos me montaba y dando saltos hacia el mar me adentraba, pensé que se trataba de algún juguetón delfín, cerré los ojos y dije sea lo que Dios quiera y me embarqué a la aventura hasta donde el destino me deparara.
Lo que yo creía que era un delfín resultó ser una hermosa sirena, como aquellas criaturas mitológicas marinas de leyenda, que a su cuerpo parecía atarme o encadenarme, de cuerpo de mujer, con hermosa cabellera rubia y larga y en lugar de piernas tenía una cola de pez, como aquellas de los cuentos que habitaban en las profundidades marinas y con voz irresistible y melodiosa que atraía a los marineros.
Recuerdo que dicen que también existe una que nada por aguas del Tajo en Garrovillas de Alconetar y cuenta la leyenda que canta, toca la flauta y la lira y te priva de la razón.
Transcurridas varias horas mi garganta empezó a estar sedienta, quizás fuera debido a esa travesía tan larga que estaba realizando, la botella no contenía líquido, pero en su interior parecía haber una misiva, tal vez fuera algún mensaje de socorro de alguna persona que estuviese en apuros, pero yo no podía hacer nada.
Cuando más desesperado estaba a lo lejos divisé una isla o islote y allí nos dirigíamos rápidamente, observé que había bastante vegetación por lo que imaginé que debía haber agua con la que poder calmar mi sed, por fín podría romper la botella y leer el contenido de la misiva.
La isla era rocosa, parecía que estábamos en el Mediterráneo, en el litoral de Italia.
Mi respiración se agitaba sin precisar cómo podía acabar todo esto, me parecía increíble lo que me estaba ocurriendo y lo estaba viviendo real como la vida misma, el corazón parecía quererse salir de mi cuerpo y cuando en ese preciso momento desperté del sueño.
Y es que me había quedado dormido a la orilla del mar en esta hermosa mañana, mientras escuchaba el murmullo de las olas, sentado en la hamaca a la sombra del parasol. Volví a la cruda realidad, cantidad de críos jugaban mientras sus madres paseaban por la orilla y los padres echaban una partida de cartas, vendedores ambulantes con bebidas frescas y chucherías, baratijas mercancías diversas con sus voces pregonaban, vacaciones de verano en temporada alta, en cualquier lugar de nuestra geografía española con mar a sus puertas y chiringuitos de playa.
Que sueño más hermosos y aventuras sin fín, pero como lo breve si es bueno, dos veces bueno. Ojalá que este sueño en un día no muy lejano pueda tener una continuación para poder seguir dándole vueltas al magín y seguir escribiendo unas veces realidades, otras son sueños que bien podrían haber sido ciertos y yo fuese un marino en su barco pirata surcando mares por los confines del mundo.
Por la orilla de la playa paseando por la arena cierro los ojos y el rumor de las olas traen a mis oídos cantos de sirena.
Canciones de amor, sexualidad y pasión que invitan a adentrarse en el mar en busca de la libertad.
En una isla desierta, alejado de todo problema y al despertar la sirena con la que soñaba estaba sentada a mi lado en la playa.
Era tan bella y hermosa, que para mí no había otra, tenía una corona en su cabeza de brillantes y piedras turquesas.


Era una hermosa mañana
las olas del mar me arrullaban
tomando el sol en la hamaca
soñé que una sirena desde el mar me llamaba.

La voz de esta sugerente mujer
con atractivo cuerpo y cola de pez
sus encantos y belleza
me están haciendo perder la cabeza.


 Sirena en la arena



lunes, 28 de enero de 2019

Un año más es Pero Palo


UN AÑO MÁS ES PERO PALO


Unas veces tan cerca otras tan lejos, pero todos los años corro con mucha prisa a festejar este evento.
Y es que el Pero Palo chiquillos es algo muy nuestro, para celebrarlo todos juntos en Villanueva, este pueblo partocho donde nadie se siente forastero.
Y es que este tío tan putero y de nombre Pero Palo que a todas las mocitas del pueblo trae vuelto el juicio, como año tras año ocurre que debe ser juzgado y en la hoguera sus restos quemados.
Unos dicen que si otras dicen que no, y así día tras días se la hacen las judiás y se le pincha en la jícara.
Desde donde preside todos los festejos fumando incansablemente cigarro tras cigarrro, se le pasea por las calles del pueblo montado en un jumento para divertimento del público.
Más chulito que un ocho con su traje nuevo va en preferencia en el cortejo del paseo, donde paisanos y forasteros entonan bellos cantos.
El muy alegre y contento como aquel que nunca ha roto un plato hasta que se acerca el martes por la tarde, y le empiezan a temblar todas sus carnes viendo la hoguera que tan vivamente arde.
Las mujeres que lo cogen al hombro durante el recorrido del paseo dicen las lenguas de doble filo, que antes de un año darán a luz un retoño.
Será verdad o mentira pero a más de una se le aguzan las orejas y desean cogerlo más de la cuenta para comprobar con toda certeza que serán mamás por vez primera.
El tronar de los escopeteros y los tambores de los peropaleros resuenan durante tres días sin parar, y llegado el miércoles de ceniza y comiendo las sardinas las fiestas por este año terminan.
En otros lugares a estas fiestas se le llaman carnavales por la coincidencia de fechas, pero en Villanueva de la Vera es el Pero Palo, lo mejor con diferencia.

Que no te lo digan, que no te lo cuenten
el 24 de febrero, 2,3,4 y 5 de marzo
ven en vivo y en directo
a disfrutar el Pero Palo a éste pueblo
donde nadie se siente forastero.

Unas veces suenan jotas
otras alegres rondeñas
a los sones de laudes y guitarras
y las voces de las emocionadas gargantas
de esos recios partochos y guapas serranas.

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