Tormenta de verano
Sin orden ni concierto, sin pies ni
cabeza
truenos, rayos y centellas,
acaba de desatarse una brava tormenta
en la hora del descanso, mientras
siesta.
El cielo se oscurece por completo
parece como si estuviese
anocheciendo,
como si llegase el fin del mundo
en apenas unos segundos.
Cantidad de aparato eléctrico
surcan por el firmamento,
un ruido ensordecedor
acaece a nuestro alrededor.
Los pájaros despavoridos
vuelan prestos a sus nidos,
el ganado que pace en el campo
corre presto a recogerse en el
tenado.
Las tormentas de verano
son tardías y con perjuicio,
tendremos que invocar a todos los
santos
para que no ocurra ningún daño.
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