lunes, 5 de noviembre de 2018

A vivir que son dos días


A VIVIR QUE SON DOS DIAS

En ocasiones las letras de mis rimas tienen influencias del maestro Sabina, atinan más si desafinan las estrofas pero las escribo a mi manera.
Paseando por la Gran Vía y calle Carretas a algunos mariquitas y putas en mis escritos los convierto en princesas y a algunas princesas en desechos de tienta.
Que llueva que llueva la Virgen de la Cueva cantan sacando a los santos de la iglesia en procesión los creyentes en rogativas.
Pero todo queda como una feria las imágenes se mecen a la deriva, con tanto jolgorio y risas las procesiones ya no son lo que eran.
Las letras de mis poesías tienen una sutil ironía con envoltorio de gasas y picardías que son la salsa de la vida.
Convierto las penas en alegrías a vivir que son dos días y la mitad de ellos los pasamos dormidos.
La vida sin riesgo no es vida tampoco es para echarse tantas piedras encima no vayan a creer los demás nuestras propias críticas y no les consta saber lo que es verdad o mentira.
Las prisas no son buenas consejeras da lo mismo si es en un deportivo o en bicicleta, a vivir que son dos días es lo más importante y el que sea feo que haga los recados de noche.
Cuando pasa el tren no lo debemos perder ya que nunca es el mismo si vuelve alguna vez, rara vez coincide, ni siquiera se parece.

A vivir que son dos días, aunque duela
arrímese más para acá,
aquí donde el sol calienta la bragueta
y dando volteretas terminaremos esta pieza.


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