El amor debemos regarlo todos
los días
como el más exquisito manjar
de nuestra huerta,
al igual que en verano
regamos las rosas de las macetas
para que el calor del sol no
queme sus hojas,
acabando con su brillo y alegría.
Será pasión o frenesí
ver tus labios carmesí,
como aquella primera vez
que nos encontramos y al
verte
yo de ti me enamore.
El amor debemos regarlo todos
los días
como riega la lluvia en el
campo las margaritas,
si no se secan y marchitan
poniéndose sus hojas mustias
como si fuesen flor de un
solo día.
Por un beso tuyo
por una mirada tuya
por un fuerte abrazo,
yo a cambio te daría
toda mi vida.
El amor no es decir en todo
momento
¡ cuánto te quiero ¡
el amor más bonito y bello,
es no tener que decir nunca:
¡ cuánto lo siento ¡
ese es el verdadero amor, el
eterno.
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