Me siento como errante
peregrino
que va recorriendo los
caminos,
por aldeas y pueblos
extremeños
para componer bellos versos.
Mientras más paseo por estos
campos
más me recreo con todos sus encantos,
por estrechas trochas y
veredas
que inspiran las letras de
mis poemas.
Atravesar la dehesa extremeña
con sus arroyos y regueras,
alcornoques, encinas y jaras
el campo cuajado de hierba.
Las charcas repletas de agua
a lo lejos ovejas y cabras,
de cerdos, hermosas piaras
y manadas de reses bravas.
El campo extremeño en todo su
esplendor
ahora que salen unos rayos de
sol,
me siento como errante
peregrino
un bohemio que se pierde por aldeas
y caminos.
Intentando encontrar mi
destino
que por mucho que lo busco,
no lo encuentro,
y como un perdido e inquieto
romero
regresar a mis orígenes, a mi
pueblo.
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