Al levantarme cada día
empiezo a escuchar música,
bellas notas musicales
que alegran mis despertares.
Los días de visten de gala
escuchando las hermosas notas,
mi cuerpo mueve las piernas
al ritmo de las caderas.
Hasta los días nublados
se llevan con mejor agrado,
mi cara una amplia sonrisa
pone al amanecer el día.
Al oir los primeros compases
mis pies se mueven con pasos
de baile,
los días son más amenos
no existiendo el tiempo para el
aburrimiento.
El trabajo es más llevadero
en éstos días fríos de enero,
la música me produce un
interno calor
que me hace sentir mejor.
No puedo imaginar una vida
sin el ritmo melodioso de la
música,
al igual que el amor y la
poesía
la hacen más saludable y
bonita.
La música permite decir
verdades que callamos
y no se puede explicar por
qué sientes tanto,
la música es la libertad del
alma
y quita del alma el polvo de
la vida diaria.
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