Veintitrés de enero, sábado
más o menos a las diez y cuarto
salimos en bus a terreno
gaditano,
para dar éste Orfeón Cacereño
un glamuroso concierto.
En Santa Olalla paramos
a desayunar y descansar un
rato
para después todo seguido,
hasta terreno sanluqueño
donde llegamos a las tres de
la tarde, más o menos.
En la plaza del Cabildo
teníamos mesa y menú
preparado
paella y mariscos,
y fresquitos pescados
con rica manzanilla bien
regados.
En el hotel Guadalquivir nos
alojamos
en el centro del casco urbano
fuimos a la habitación a
guardar las maletas,
acto seguido a darnos una
caminata
paseando por la orilla de la
playa.
Respirar la brisa marina
siempre en agradable compañía
pasear uno al lado del otro,
con la puesta del sol, en el
ocaso
hacer un bonito reportaje
fotográfico.
Una vez pasadas las ocho
nos acercamos hacia el
auditorio
donde se iba a celebrar el
evento,
que protagonizaría este
Orfeón Cacereño
dedicado a todos los
sanluqueños.
De trece bellos cantos
se componía el repertorio
Soy serranica, Fiesta de los
membrillos,
Nana extremeña, Padre nuestro
extremeño
Jota de Guadalupe y Pájaro
triguero.
Naranjitay, Las pimentonera
Era una flor, Mi bella Lola
Los Barquilleros, Don
Manolito,
y como colofón Los Nocturnos
que rabiosamente aplaudió
todo el público.
Hubo que repetir alguna
canción
al finalizar la actuación
ya que el respetable público,
insistía en su petición con
entusiasmo
y estaba disfrutando del
espectáculo.
Después fuimos invitados
a tomar unas tapas y un
refrigerio
en la sede del hogar
extremeño,
que con tanto cariño y esmero
nos acogieron como unos más
de los suyos.
Paseíto por la orilla del mar
para relajarnos y de la noche
disfrutar
antes de irnos al hotel a
descansar,
con un cafetito cargadito y
bien caliente
para mi garganta fue un buen
reconstituyente.
El domingo por la mañana
una vez levantados de la cama
un consistente desayuno,
largo paseo por el centro
viendo escaparates y
monumentos.
Comida en una antigua bodega
de manzanilla sanluqueña
pulpo y garbanzos con choco,
tortillitas de camarones y
langostinos
fresquitos y los mejores del
mundo.
Alrededor de las dieciséis horas
entre muchas risas y cantos
en bus regresamos al punto de
partida,
con algún que otro catarro
y alguna indisposición de
tripa.
Ha sido una bonita
experiencia
digna de tener en cuenta
en el periódico hacen una
breve reseña,
de nuestra actuación
sanluqueña
invitados por la Casa
Extremeña.
Ahora duro con los ensayos
para seguir perfeccionando
la vida del Orfeón es dura,
pero con empeño y constancia
seguiremos triunfando a donde
se vaya.
Qué bonito es Sanlucar de Barrameda
pasear por su larga playa
respirar la brisa marina,
recargando nuestras pilas de
energía positiva
para llevar mejor el día a
día.
Visitar sus centenarias
bodegas
degustar su fresquita
manzanilla
es como un soplo de alegría,
que reconforta nuestras vidas
y es la culminación de ésta
visita.