MALDITA CUARENTENA
Quién me iba a decir cuando empecé a escribir este
nuevo libro de versos y prosa literaria que me iba a pillar una pandemia por
culpa de un mal bichito, sin saber realmente cuál es su causa y de nombre
coronavirus (covid-19), aunque muchos pensamos que su origen es producto de un
laboratorio, que se les escapó o lo soltaron sin querer queriendo como si fuese
la tercera guerra mundial para acabar con media humanidad, sobre todo segar la
vida de los jubilatas para que a la Seguridad Social le puedan cuadrar las
cuentas y algunos laboratorios poder vender la vacuna para atajar esta pandemia
y ver aún más sus arcas llenas y repletas.
Algunas personas, individuos de los de mala ralea como
cantan algunas coplas de Pero Palo de Villanueva de la Vera, que con tal de
forrarse los bolsillos no les importa acabar con media humanidad. Creo que no
son realmente conscientes de la tragedia tan enorme que acaban de realizar con
semejante faena.
Si esto se pudiera demostrar habría que cortar a cada
uno de los responsables la cabeza.
El dolor de las familias de las victimas es tan grande
que no hay palabras de ánimo suficientes en el mundo para consolarles.
Y que decir de los dirigentes de todo el mundo, si
parecen un atajo de zoquetes e ignorantes, con los cientos de consejeros y
asesores que tienen y no son capaces a pesar del tiempo transcurrido de
encontrar una solución para remediar y acabar con tantos males.
Si dicen que con agua y jabón lavándose las manos se
destruye este virus, porqué tardan tanto en encontrar una vacuna para
combatirlo y erradicarlo.
Creo que siguen dando palos de ciego y no quieren
darse cuenta que está toda la flota a punto de irse a pique porque todos los
barcos se están hundiendo y sin flotadores no hay nadie que se salve y el que
venga detrás que arrée.
Es penoso y lamentable los tiempos que estamos
viviendo, este libro que en principio iba a llevar el título de “Perlas Literarias”, pero como más de
la mitad de los escritos hacen referencia a esta pandemia y lo cuesta arriba
que se está llevando esta cuarentena, que ya se aproxima a la sesentena y
podría titularla “La nueva peste negra”,
aunque no se ennegrece la piel de las víctimas, muy negro es el penar de todos
sus familiares.
A modo de anécdota comentar que dos médicos chinos les
cambió el color de la piel. Es de desear que no sea tan devastadora como
aquella que duró entre los años 1347 y 1353, matando a más de un tercio de la
población europea.
Aquella peste era causada por la bacteria Yersinia
pestis. Los roedores, como las ratas, portaban la enfermedad.
Si el origen del coronavirus ha sido creado de forma
artificial, si se tratase de un virus natural que se estaba estudiando y
consiguió burlar los controles de seguridad para después propagarse rápidamente.
Vamos como si fuesen estos investigadores Ratas de Laboratorio.
De las medidas que propone
el gobierno
para la progresiva
desescalada
apenas me creo que sean
efectivos
al estar llenos de dudas al
ponerlos en práctica.
Solo iremos dejando pasar
el tiempo
para cuando salgamos de
paseo los jubilatas
se incrementarán en pocos
días el número de infectados
y muchos más pasaran a
mejor vida.
De nuestros dirigentes no
pongo en duda
que tendrán mucha presión
por parte de la industria
para volver a toda prisa a
la actividad diaria
habrá que valorar a cambio
de cuantas víctimas.
No se si será mejor por el
coronavirus morir
o de hambre perecer por no poder
subsistir
veremos que el tiempo poco
a poco pase
y de todo lo que suceda ya
podré contarles.
Este que en principio debía ser un libro más en mi
carrera de aprendiz de escribidor, al final va a ser como de aprendiz de brujo
que desea con todas sus fuerzas que las meigas y musas me ayuden a salir lo más
pronto posible de esta pandemia a la que yo considero de este siglo “La nueva peste negra”.
El panorama se presenta muy incierto, ya que no
sabemos cuándo realmente lograremos salir de esto o si vamos a tener que acostumbrarnos
a convivir con el coronavirus como una de las grandes pandemias modernas a las
que se enfrenta la humanidad y que terminaremos desarrollando inmunidad frente
a este virus, que se quedará con nosotros como ha sucedido con el sarampión o
la poliomielitis.
A falta de hacer tests, bebemos tilas y manzanillas
para calmar los nervios y todo tipo de tisanas para poder mantener la calma. Porque
después de tantos días de confinamiento estoy ya que me subo por las paredes y
ni yo mismo me aguanto.
Mira que hago repostería casera, menús extraordinarios
para chuparse los dedos en la cocina, marcha por el salón y dormitorios de la
casa y hasta a diario una tabla de gimnasia, pero salgo a las ocho de la tarde
a aplaudir a todos los que se están dejando el pellejo para salvar a toda la humanidad
y desde la terraza grito a los cuatro vientos que ya estoy hasta los mismísimos
bemoles e este forzoso encierro y que por favor que ya estoy jartito y deseo
salir cuanto antes de casa.
En ocasiones me siento como un corresponsal de guerra
que tiene la necesidad de escribir su artículo diario sobre esta contienda.
Lo que iban a ser unas
Perlas Literarias
han sido mayormente
crónicas diarias
a modo de denuncia social
de esta horrible pandemia
que nos tiene confinados en
dolorosa cuarentena.
Lo más importante en esta
larga carrera
sin prisa pero sin pausa
mientras llegue la ansiada
vacuna
es llegar sanos y salvos a
la meta.
Vueltas le doy al magín
para no perder el oremus
por culpa de la pandemia de
este coronavirus
en cosas de tanta enjundia
en esta maldita cuarentena.
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