EL CORONAVIRUS-BOMBA DE
TIEMPO
Hoy los coronavirus que han originado esta trágica
pandemia parecen que cada vez están más en silencio. Cuando miro hacia atrás en
el camino largo y tortuoso desde el comienzo de los días grises, cuando el
mundo entero padeció el miedo y la civilización moderna tembló en la balanza,
debemos dar gracias todos y cada uno de los que nos han dado fe, el coraje y el
poder con los que se moldea la victoria. Tenemos ante nosotros una nueva era.
Es un mensaje para el mundo entero.
Incluso la lección de la victoria trae consigo una
profunda preocupación por nuestra seguridad futura y la supervivencia de la
civilización.
Los progresivos avances en el descubrimiento
científico, ha cambiado los conceptos tradicionales de la guerra, lo que
acabará con la humanidad no será el potencial bélico, sino estos seres
minúsculos llamados virus, qué si han sido fabricados por el hombre, son más
despreciables que las ratas de los laboratorios. Tenemos una última
oportunidad. Si no ideamos ahora un sistema mejor y más equitativo, el
Apocalipsis llamará a nuestra puerta.
Y la solución pasa por un renacimiento espiritual y un
crecimiento como seres humanos que deberá estar a la altura de nuestros avances
en ciencia, arte, literatura y todo el desarrollo cultural de los últimos dos
mil años. Concentrémonos en el espíritu si queremos salvar la carne.
Brindaremos por una guerra aparentemente ganada en la que han quedado tantas víctimas
en el camino, unos fallecidos y otros infectados. Tanto sacrificio, tantos
muertos.
Estas palabras son muchas de ellas copiadas del
discurso que pronunció el general Douglas MacArthur ante el emperador Hiroito
de Japón cuando firmaron el protocolo de paz y su rendición en la segunda
guerra mundial, después del estallido de la bomba atómica en la ciudad japonesa
de Nagasaki.
Ojalá estas profundas y sabias palabras nos sirvan
para aprender la lección y de nuestros errores sacando la conclusión y si
rectificar es de sabios, aún estamos a tiempo y poder llevar a la práctica las
buenas normas y procurar no volver nuevamente a tropezar.
Ahora estamos viviendo y sufriendo de la pandemia la
parte humana, pero a continuación nos toca vivir una crisis económica a nivel
mundial que quizás no haya llegado nunca a imaginarse la humanidad que podría
pasar.
Sin querer pecar de pesimista deseo que ojalá no se
llegue a pasar hambre, como en aquellos tiempos de la posguerra que les tocó
vivir a nuestros abuelos. Después de una contienda civil que sufrió nuestra
querida España y que tantas familias quedaron destrozadas de por vida y que
algunos no han logrado superar ni después de muertos, porque ya se han
encargado entre unos y otros en sacar odios y rencores día a día, año tras año
y que desgraciadamente aún sigue perdurando.
Cabeza más dura que un cerrojo
más torpes que un arao
comportándose como borregos
por donde pasa uno pasan todos.
Siendo el hombre el único animal
que tropieza dos veces en la misma piedra
pero como les puede el ansia viva
conseguiremos nuestra destrucción masiva.
Corona lo que se dice corona
no se para cuanto tiempo tendremos
pero con estas pensantes cabezas
tendremos pandemia por mucho tiempo.
Con unos mandamases dando palos de ciego
sin saber cómo sacarnos de este lio
ahora salen los niños, después los mayores
esto no hay quien lo pare.
Sin la más mínima desvergüenza
no se cortan la coleta
ya no se creen ni ellos mismos lo que dicen y piensan
¿cuándo terminará esta pandemia?
Mi fuerte aplauso y las letras de este escrito
van dedicados a todo el equipo de sanitarios
ambulancias, limpiadores, policías en general y farmacéuticos
sin quererme quedar a ninguno en el tintero.
A todos y cada uno de ellos
que están trabajando a destajo y sin resuello
para salvar al mundo entero
pereciendo muchos de ellos en el intento.
No voy a cerrar la boca
ni pienso morderme la lengua
deseo que estas letras sirvan a modo de denuncia
hasta ver desaparecida de todo el mundo esta pandemia.
El coronavirus
es una bomba de tiempo
como las que cayeron en Hiroshima y Nagasaki
siendo incontables el número de infectados y muertos.
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