LA ALEGRÍA DE SER ABUELO
Ahora que el coronavirus me ha robado el mes de abril,
hoy día veintitrés celebro la festividad de San Jorge con un libro y una rosa,
por ser el patrono de Cáceres.
Un descanso en el camino
compartir con los amigos
una botella de vino
participar en una carrera, aunque
no llegue el primero
pero esto son cachitos de
cielo.
En esta maldita pandemia no todo van a ser noticias
negras hoy también celebro con mucha alegría el que voy a ser abuelo
nuevamente, es varón y llevará por nombre Andrés.
Aún me cuesta trabajo creerlo, lo voy asimilando poco
a poco, según van los días transcurriendo al pensar en su nacimiento la
escritura de estas letras fluyen alegremente entre mis manos.
La noticia me quedó perplejo, quizás por las
circunstancias del momento y estar tan lejos, a este coronavirus maldigo por
ser el culpable de no poder estar juntos y disfrutar de este feliz
acontecimiento.
Decía mi abuela María que detrás de una tormenta viene
siempre una clara, ciertamente, en la oscura y larga cuarentena que estoy
padeciendo, esta noticia es un soplo de moral y esperanza.
Como dicen en Villanueva y en Zarza, esto es la
alegría de la huerta que alivia mis penas, siempre en todas las celebraciones a
la hora de las despedidas mi deseo es que en las próximas siempre seamos más y
nunca menos.
Un nuevo miembro en la familia, que iluminará en la
vejez mis días, es como savia nueva para esa generación venidera.
Mucho quiero a mi nieta Marta, pero ya estoy
preparando las maletas, lleno de ilusión y alegría para ir a recibirlo cuando
nazca en Valdebebas.
Que va a nacer A.T.S. que conste que no es ni
sanitario ni practicante, es mi nieto, todo un machote y llamará Andrés Trigoso
Sánchez.
Oye, abro mis ojos, miro
hacia arriba
disfruto las cosas buenas
que tiene la vida
de mi próximo nieto Andrés
y mi nieta Marta
de mi mujer, mis hijas y
toda mi familia.
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