Qué pena de pueblo mío
entre sufridores y afligíos,
con tanto tráfico de porros y
anfetas
que hace estragos entre jóvenes
sin experiencia.
Y esa sustancia blanquecina
que tiene por nombre cocaína,
a esa juventud indefensa asesina
dejándola tirada por las
cunetas.
Qué pena de pueblo mío
un rincón del paraíso,
donde nadie se siente
forastero
si somos capaces de acabar
con tanto trafiqueo.
Y esos que se dedican al
trapicheo
lucrándose con unos grandes
beneficios,
que tienen nombre y apellidos
y del todo el pueblo
conocíos.
Qué pena de pueblo mío
tan alegre y divertío,
y cada vez más triste y
apenao
por tantos que las están espichando.
Esas autoridades y justicia
que parecen estar pasivas,
ante tanta lágrima vertía
por el luto de tantas
familias.
Qué pena de pueblo mío
por la droga consumío,
que puede ser un pueblo
cualquiera
de nuestra geografía
extremeña.
Parece que no va a pasar
nunca la moda
de esa drogaína maldita,
que a muchas personas nos
incomoda
y a tantas almas asesina.
Qué pena de pueblo mío
ayer mismo fui a otro
entierro,
del hijo de un amigo
que por la droga a perecío.
Son letras con mucha dureza
para despertar dormidas
conciencias,
que lejos de nuestras
fronteras
sepan que no toleramos
porretas.
Qué pena de pueblo mío
con lo que fue y ha sío,
ver tanto joven destrozao
por tanto camello disfrazao.
Queremos gente honrada y
cabal
con los que convivir en
armonía y paz,
todos serán bien recibidos
si nos atenemos a unas normas
y principios.
Qué pena de pueblo mío
como se va quedando,
aniquilada la juventud
completa
por los porros y las anfetas.
Creo haber puesto el dedo en
la llaga
aunque me han llovido
cantidad de amenazas,
debo seguir denunciando por
escrito
para intentar acabar con
tanto tráfico.
Qué pena de pueblo mío
de drogas me gustaría verlo
limpio,
ver corretear por sus calles
a los niños
sin temor a que sean
pervertidos.
El extenso campo extremeño
anda estos días
revolucionado,
porque este escribidor en
estos versos
a los drogatas está
denunciando.
Qué pena de pueblo mío
quisiera que este granito de
arena,
fuera solamente el principio
para acabar con ésta lacra.
Ojalá sirva para algo
lo que en éste poema estoy
denunciando,
y tomemos todos conciencia
para limpiar de droga esta
querida tierra extremeña.
Qué pena de pueblo mío
llorando estoy a la orillita
del rio,
la rabia e impotencia me va
consumiendo
al terminar de componer estos
versos.
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