Hay amaneceres oscuros
como presagiando inciertos
futuros,
como aquella celebre canción
del minero trabajando en el
carbón.
Ahora que termina un frio
febrero
que ha sido un mes bisiesto,
que ha dejado los montes de
un blanco manto
y las charcas llenas de carámbanos.
Empieza un soleado marzo
que parece estimularnos el ánimo,
salgo a pasear por el campo
encontrándome con parejas de
enamorados.
Cogiditos de la mano
dándose tiernos besos,
será la cercana primavera
que la sangre altera.
Hay atardeceres muy claros
la puesta de ese sol tan
luminoso,
a la caída de la tarde
cuando a cobijarse a los
arboles acuden las aves.
Corre una ligera brisa
es hora de volver pero sin
prisas,
el camino es placentero y al
regreso
tomo nota para escribir estos
versos.
Hay amaneceres oscuros
es lo que creo ver en ese
momento,
pero con el paso de las
horas, del tiempo
los negros nubarrones se los
llevó el viento.
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