Este fin de semana
fuimos a Guadalupe, a la
puebla,
de amigos cuatro parejas
a pasar unos días de
convivencia.
Consuelo y Longi
Vicente y Pepi,
Rita y Juán
Toñi y Adrián.
Aunque hace un frio del
carajo
y el tiempo es bastante
desangelado,
pero seremos capaces de
lograr ésta gesta
yendo a visitar a la virgen
moreneta.
El hotel pequeñito y coqueto
en el centro del pueblo,
encantadores sus empleados
llenándonos de atenciones en
todo momento.
Al apardear recorremos las
calles del pueblo
disfrutando de sus balconadas
y monumentos,
nos acercamos a ver el
nacimiento
que es un prodigio de luces y
sonido.
Bonitas figuras y oficios
diversos
recordando viejos tiempos,
cascadas y corrientes de ríos
y muchas figuras en
movimiento.
Al salir todo anochecido
disfrutamos en el huerto,
contemplando los frutos
diversos
y las estrellas del cielo
abierto.
Ricos vinos y variadas tapas
en los bares de la plaza,
una ligera y variada cena
en una antigua posada.
Después un ratito de tertulia
antes de tomarnos la
dormidina,
y hacia las dos de la
madrugada
a dormir en la cama.
El domingo de buena mañana
desayuno cafés con tostadas,
después fuimos a misa
a ofrecer y saludar a la
virgencita.
Acto seguido una visita
guiada
previo pago de las entradas,
y antes de darnos cuenta
ya estábamos de vuelta.
Fuimos a ver el puente que
pudo ser ferroviario
y llegar a disfrutarlo en
todo momento,
yendo a comer a Cañamero
a degustar sus ricas chuletas
de cordero.
Alrededor de las cinco
llegó la hora de despedirnos,
contentos y emocionados
partimos cada uno a su
destino.
Ha sido una feliz idea
para repetir la experiencia,
nuestros lazos salen
reforzados
si todos ponemos algo de
nuestro lado.
En la sierra de las
Villuercas
nuestras posturas se acercan,
ya todos estamos deseando
a otros lugares escaparnos.
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