sábado, 27 de julio de 2019

Una cata de vinos


UNA CATA DE VINOS

El vino lo conocemos por la boca
todo su sentido alcanza
cuando sus efectos nos llegan al alma,
cuando nos alegra
nos hace participes en la alegría ajena
y cuando sufrimos su reseca.

Buenos enólogos han sido capaces de llenar
como las abejas el penal
cada celdilla con la cosecha anual,
vamos a realizar la cata
y en la primera copa
el sumiller nos habla del aroma.

El aprecio que te tienen los anfitriones
se demuestra con la calidad del vino que te sirven
esto es casi lo único que sé del tema enólogo,
para no pecar de ignorante
compruebo que una copa de buen vino
no hace daño a nadie.
      
Varios matices diferentes
largas y chatas
anchas y diminutas,
se hunden en las copas obedientes
abriendo las narinas para capturar los primarios aromas
que vienen directamente de la uva.

Luego removemos el vino
hasta conseguir un remolino
se habla del color y la lagrima,
del líquido que en el cristal deja su huella
cogemos la copa por el tallo y lo probamos
mojándonos apenas los labios.

El vino caía sin apenas chasquido en la copa
levemente inclinada
de modo que ondulaba y esparcía mejor su aroma,
nos iban sirviendo vinos
verdes, azules y blancos
tintos y rosados.

La cata termina
la mejor copa siempre es la primera
la que mejor sabe,
la más cálida en el estómago y en la sangre
antes que el paladar se aturda con más aromas
o con los sabores de las tapas.

Y aquí se termina la cata
el vino lo conocemos por la boca
alcanza su sentido cuando sus efectos nos llegan al alma,
cuando nos alegra y nos hace partícipes en la alegría ajena
y cuando sufrimos la resaca
mal aliento, lengua estropajosa y dolor de cabeza.

 Imagen relacionada

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Translate