VIAJERO
LITERARIO
En
mis poemas y escritos me siento como un viajero por los confines del universo
literario, quisiera que los lectores viajaran conmigo, anotando detalles,
viendo y sintiendo.
Quisiera
que olieran los olores y sintieran en el paladar los sabores que salen unas
veces de mi estilográfica y otras veces del bolígrafo, sin pensar en los
riesgos pero siempre teniendo que demostrar un cierto talento.
Cuando
me encierro en mi escritorio a componer prosa o versos para mi es un universo
entero, como los aromas, sabores y especias para los cocineros.
La
prosa literaria y el erotismo entran en el mismo juego, como la comida y el
comer bien no deja de ser un exquisito placer.
Prosa
y versos pueden desembocar en sexo, unas encendidas letras pueden terminar en
un sexual encuentro, dar con los apropiados versos puede tener su punto
erótico.
Las
novelas que aún no he escrito tienen que respirar su propio espacio, mi prosa y
versos tienen el suyo, aunque con algún que otro matiz irónico.
Sin
reparar en cumplir los plazos me tomo mi tiempo, como un perfeccionista maniático,
aunque de vez en cuando se me escape algún que otro taco.
Quisiera
que los custodios de mi legado no enterraran mis huesos en ningún cementerio,
como premio extraordinario mis cenizas se esparcieran por los campos partochos.
Recorreré
mi irracional itinerario, abierto a las posibilidades de la imaginación y los
sueños y realizar un bellísimo paseo, con mi pareja cogidos de la mano y
alejarnos volando por los confines del universo.
Creo que en la
madurez regresa el misterio
que tuvimos de
niños
enfrentándome ahora
que ya voy envejeciendo
con los radicales
cambios del mundo, con un diario a mano.
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