CORNÁS
PÁ TOS
Que
Dios reparta suerte desean los toreros
a
los demás diestros
antes
de iniciar el paseíllo
al
comienzo de los festejos taurinos.
Y
cornás pá tos, hijos de puta
dijo
Cesar Girón en el patio de cuadrillas
levantando
la mano
dirigiéndose
al resto de los compañeros.
La
Virgen de la Paloma está en la capilla
de
la plaza de las Ventas
a
ella se encomiendan los toreros
antes
de salir al ruedo.
Al
final del túnel hay una luz brillante
los
diestros se acercan con pasos tímidos
la
bruma espesa se disipa lentamente
pueden
verse los vestidos que lucen.
Comienza
a percibirse el bullicio
los
destellos de las cámaras dejan ver penosamente
las
figuras de los matadores
que
lucen cuidadosamente sus capotes de paseo.
Se
estiran las piernas
a
tirones se acomodan las casacas
con
mucho nerviosismo
se
apuran los últimos cigarrillos.
Los
diestros levantan su cara al cielo
ponen
la montera sobre su pecho
trazan
con la zapatilla una cruz en la arena
suena
la música y salen a dar el paseíllo que precede a la faena.
Al
compás de un pasodoble los matadores saludan al presidente
despliegan
sus capotes
intentan
alejar sus nervios
dando
lances a un toro imaginario.
Comienza
la faena
que
hace poner al tendido de cabeza
el
maestro presume sus facultades
la
gradería agradece con los naturales.
Dominando
todas las suertes
todo
el toreo se plasma en la arena virgen
los
palcos se alzan con un adorno gracioso
aplaudiendo
a ese torero, arquitecto de sus sueños.
Ante
ese pase de pecho
Camarón
rematando un fandango
con
la guitarra que se agota
el
buqué de todas las copas abandonadas en la madrugada.
La
obra está consumada nadie tiene hueco para más
aplausos
a rabiar en la gradería
para
despedir a los diestros y sus cuadrillas
ha
finalizad la corrida.
Cornás
pá tos, que nadie se asuste por este título
es
una frase del anecdotario taurino
y
con mis mejores deseos
doy
por concluido estos taurinos versos.
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