La vejez no
tiene cura
Cosas de quita y pon, como los amores de compra y venta, unos nos rompen el
corazón y otros duran menos que una pequeña siesta.
Como las drogas y anfetas que mezcladas con cervecitas frescas me hacen
perder la vergüenza y algo más, la mollera.
¿Quién es el que se equivoca o quién es el que acierta?, si juegas a la
ruleta rusa, puedes ganar la apuesta pero también puedes perder la sesera.
Las mariposas en el estómago no están mal como un truco mágico, pero
dependiendo del movimiento de su aleteo sabrás reconocer si es el amor primero.
Lagunas tengo en la memoria, del pantalón no me subo la cremallera, sufro
pérdidas de orina, no me funciona la pilila será por la vejez que tengo encima.
Antes me mojaba los zapatos y ahora la bragueta, si sigo a este paso pronto
se me escocerá la entrepierna, creo llegado el momento de dejarme de cuentos y
de monsergas.
Dudas y temblores, no sé si debo ir o si vienes, todo parece no tener
sentido, lleno de penas acabaré en el olvido.
Nuevamente mi mente desvaría, será debido a mi torpeza o porque antes de
quedarme dormido en la siesta me tomé de vinos un par de botellas.
Es viernes y nuevamente fin de semana, que jornadas más largas, tantas
noche y días pasado por agua que tengo hasta goteras en la cabeza.
Contemplando el mundo desde mi atalaya no quisiera que esta fuese mi obra
póstuma, que no se si tiene más de estupidez que de locura o si son
consistentes los forjados de su estructura.
A la vejez sarna, sarampión y viruela y si Dios no lo remedia este mal no
tiene cura y deberé tomármelo con muchas dosis de paciencia.
Entre llantos y risas debo de ir terminando de escribir estas letras, unas
veces imaginadas y otras llevan un atisbo de certeza con ciertas dosis de sutil
ironía que brotan de mi cabeza.
Y como dijo Sir Francis Bacón:
Vieja madera
para arder
viejo vino para
beber
viejos amigos
en quién confiar
y viejos autores
para leer.
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