Algunos tienen vida, otros tenemos poesía
Algunas
personas tienen vida, otras tenemos a la poesía como una fuente creativa para
realizar mis fantasías.
Quiero ser un
escritor sin prisas para recrear una mitología urbana, compuesta por viejos
cines y sus películas y reflejar una mirada sobre el pasado, pero sin
melancolía.
De muchachos
que hemos vivido la infancia y adolescencia jugando a canicas y a chapas,
leyendo los tebeos del Capitán Trueno, El Jabato y El Guerrero del Antifaz
entre partidos de futbolín y partidas de billar.
De los primeros
escarceos amorosos con alguna compañera del colegio o del instituto, las cartas
de amor que eran todo un universo, los primeros versos queriendo enamorar y
conseguir el primer beso.
Música de
finales de los sesenta en los guateques en las cocheras, en la gramola suena la
orquesta unas piezas que a mí me gustan más las agarradas que las sueltas.
Algún que otro
cubata, Mirindas, Coca Colas y Fantas, Pipermin para las más atrevidas y
lanzadas que animan al personal en las fiestas y verbenas.
Crear las
primeras pandas de amigos donde siempre había más chicas que chicos, algunas se
quedaban sin formar pareja, siendo las más difíciles y ariscas las que tenían que
bailar entre ellas.
Nuestras excursiones
por la dehesa, las mochilas con la comida a nuestras espaldas, llegar a las
ruinas de Cáparra a lomos de unos jumentos como si fuésemos Sancho Panza ¡ qué
pasada!
Otras veces
subir hasta Casas del Monte, recuerdo su empinado camino y agreste paisaje,
hasta llegar a la cima de la presa de agua desde donde tan maravillosamente se
divisa toda la campiña.
Nuestras
primeras entradas al baile los domingos y festivos en la sesión de tarde,
intentando sacar a bailar a las chicas guapas con el riesgo de sufrir alguna
que otra calabaza.
Todas ellas
estaban sentadas en los bancos esperando a su príncipe azul que a bailar las
sacara, pero si el que la pretendía no era de su agrado él no era la respuesta
y las risas picaronas entre todas ellas estaban aseguradas, y con la cara roja
y con la cabeza gacha te ibas para otro lado de la pista a rumiar la amarga
derrota.
De aquellas
amistades de la infancia nos hemos visto en alguna ocasión por haber coincidido
en el pueblo a pasar algún fín de semana o por ser las fiestas del mismo, nos
saludamos amablemente y ocasionalmente evocamos algún vago recuerdo de aquellos
momentos vividos.
Me doy cuenta
de la inocencia perdida con el paso de los años, que el tiempo no se detiene y
que quizás nos hayamos vuelto más egoístas o que cada uno tenemos nuestra
propia vida.
Días de
diversión y sana convivencia en que todo eran chanzas y risas, a pesar del
tiempo transcurrido aún guardo muy gratos recuerdos.
Algunas personas
tienen vida, otras tenemos a la poesía, como excusa para escribir todos los días,
unas veces realidades, otras sueños y fantasías.
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