El placer de la escritura
Que
la práctica a diario
al aprendiz
de escribidor le hace maestro,
es lo
que vengo observando
desde
que compongo poemas y versos.
Aunque
es una difícil asignatura
el dedicarme
a escribir letras,
pero
es una verdadera locura
cuando
finalizo la última estrofa.
Siento
un placer infinito
al terminar
cada escrito,
y como
los buenos vinos
lo paladeo
sorbito a sorbito.
Después
los editas y publicas
de una
forma altruista,
los
cuelgo en las redes sociales
para
deleite de todos mis incondicionales.
Es una
verdadera gozada
como
un menú a la carta,
en el
que nada sobra ni falta
si te
lo agradecen con una sonrisa y una picara mirada.
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