Divagaciones en noches de luna
llena
Me encontré
con una diosa cuando ascendía a la sierra, alta y de piel cetrina, de larga y morena
cabellera.
Unos
pendientes en forma de calavera colgaban de sus pequeñas orejas, de mirada
profunda sus ojos brillaban como estrellas.
Sinuosos
senos en apretada camiseta con delgadas y prietas piernas, el contorno de sus
caderas me hacían perder la cabeza.
Sin
apenas darme cuenta me sentí fascinado por su belleza, sin articular una sola
palabra me encontré hipnotizado por ella.
Cuando
quise dar marcha atrás no me respondían las piernas, acababa de darme cuenta
que estaba prisionero de La Serrana de la Vera.
Era
la más preciosa hembra que imaginarme pudiera, fugitiva de la justicia en al
comarca de la Vera.
Por una cabeza se pierde
la otra
yo había perdido las dos
enteras,
sueños de calenturientas
aventuras
en noches de luna llena.
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