Amor de abuelo
Nos hemos quedado más solos que la
una, solos y tan sordos que no oímos nada, ni el llanto ni tan poco la risa de
Marta, nuestra querida nieta.
Después de haber pasado uno felices
días en tan agradable compañía, serán imaginaciones, ilusiones o fantasías,
pues le hablábamos y creo que hasta nos entendía.
Paseando por las calles del barrio
presumiendo de este nuevo título, para arriba y para abajo con el carromato,
siendo la admiración de residentes y foráneos.
Y que conste que no es porque sea
nuestra nieta, pero dicen todos los que la ven que es hermosa y bella, sacando
parecido a su madre y a su abuela y este abuelo chocho presumiendo de todas
ellas.
Como todos los abuelos que queremos
presumir de nietos sin necesitar Smartphone ni nada de eso para poder hacerlo,
aunque sea con un largo babero y nos llamen viejos chochos a ser presumenietos
orgullosos.
Abuelos que os llevamos muy dentro en
el corazón, en ese lugar tan privilegiado.
Abuelos, santos abuelos, esos que os
echan siempre una mano con una sonrisa en sus labios, que os cuidan y os miman
a vosotros, abuelos, tan socorridos y necesarios.
Ojalá lleguemos a centenarios siempre
que de salud estemos más o menos en perfecto estado, para disfrutar de los
nietos por muchos años.
Los abuelos con sus nietos
es todo un emotivo espectáculo,
verlos corretear por el parque juntos
jugando y disfrutando como enanos.
Los nietos son la prolongación de nuestro apellido
del cual quedaran siempre vestigios,
como esos restos arqueológicos
que pervivirán con el paso del tiempo.
Qué bonita palabra la de abuelo
solamente superada por la de nieto,
pero ambas forman un todo compacto
y el mejor de los complementos.
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