ORGULLO Y PREJUICIO
Será que mi estúpido
orgullo no me deja decir cuánto te necesito, que extraño tus abrazos y besos y
lo que hubiese dado por recibir alguno de ellos.
Pero con esta testuz tan
dura la penitencia la tengo segura, en las cositas de los malos entendidos del
querer me cuesta dar el brazo a torcer.
Por eso cuando el amor
muere creo que a las dos partes les concierne, el convivir juntos como una mera
rutina es lo que empobrece nuestros días.
Si solo de nosotros
estamos pendientes es probable que vivamos más intensamente, y los abogados estén
fumando algún cigarro esperando nuestra separación por encargo.
A través del cristal de
mi ventana veo como en la calle diluvia, y alguna que otra lagrima corre por
mis mejillas comprobando lo difícil que hacemos la vida.
Acabo de caerme de la
cama recordando que estaba en siesta de orinal y pijama, que todo ha sido un
sueño como las peleas en broma de Dolores Abril y Juanito Valderrama.
Lo bueno y simpático de todo esto es que no deja de
ser un mero divertimento, y termino recordando siempre el buen cante jondo y
flamenco será por estos sentimientos gitanos que llevo en mis adentros.
Quién sería aquel Cuartillo
que me daba los buenos días
cantando por fandanguillos
el día de la romería
con una eterna sonrisa
en esa bendita tierra
de Zarza de Granadilla.
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