Esta mañana, no muy temprano
un día con más nubes que claros,
cojo los dos bastones que me han regalado
y salgo a pasear al campo.
A un ritmo un poquito acelerado
veloz, pero nunca volando,
en dirección a la urbanización El Juquillo
he dirigido mis pasos.
Observo los tres moles de edificios
más de la mitad de los pisos están vacíos,
parecen verdaderas colmenas
diversidad de colores presentan sus celdas.
Que gozada andar por la campiña cacereña
cuajada de lirios, rosas y azucenas,
de blancas y amarillas margaritas
y de un color rojo intenso las amapolas.
De bellos alcornoques y encinas
veo el vuelo majestuoso de las águilas
charcas repletas de agua y abundante hierba
observo al atravesar la dehesa.
El campo primaveral en todo su esplendor
cuajado de un manto multicolor,
escucho de las aves su melodioso trino
que me amenizan y alegran el camino.
Ha sido todo un acierto
disfrutar haciendo estos kilómetros,
empiezo a estar empapado de sudor
quemando calorías me encuentro superior.
Ahora que ya voy de regreso
presto, raudo y ligero
para darme un refrescante baño
y empezar a escribir estos versos.
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