El domingo apenas me levante, le dije a mi Cari prepara el neceser que vamos
de ruta al Valle del Jerte , para contemplar en Tornavacas la nieve.
La carretera de curvas se las trae, muy
despacito para no caer ya que por estarla arreglando diversos obstáculos voy
sorteando.
Pero merece la pena al coronar el
puerto, ya en la plataforma contemplar y admirar tanta belleza, las sierras de
nieve estaban completamente llenas.
Almorzar en el Barco
de judías un primer plato,
después un rico asado de tostón
fue una gran elección.
De paseo un buen ratito
contemplar la belleza de su castillo,
seguimos nuestro recorrido
hasta el Parador de Gredos en el puerto
del Pico.
Contemplar toda la nívea sierra es algo
que me sulibella, admirar tan singular belleza, tan blanca y fría.
Un bonito paseo por el campo, a lo lejos
llegar hasta la ermita y rezar a su Virgencita.
Para la cena unas sopas de ajos
calentitas y unas croquetas caseras que nos supieron a gloria.
La habitación con amplia terraza
para contemplar las estrellas,
arropaditos en la cama
ver la nieve en la sierra.
En una habitación muy confortable
dormimos como los reyes de antes,
una peli en la tele
y después a dormir hasta las nueve.
Un gran bufet de desayuno para después
seguir nuestro recorrido, por Arenas de San Pedro hasta el mercadillo de
Candeleda para comprar y llenar la cesta.
Visita obligada a Villanueva de la Vera,
comimos con la familia, después de un ratito de tertulia salimos para Cáceres
antes que anochezca.
Los viajes que se preparan
durante varios días y semanas,
para cuando quiere llegar el momento
ya ha surgido algún impedimento.
Un
viaje exprés a la nieve
para repetirle otra vez
y sin ningún tipo de preparativo
encantados hemos venido.
Adrián
Sánchez Blázquez
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