¡
Cuanto te echo de menos ¡
recuerdo tus pasitos cortos, pausados y
lentos,
parándote cada cierto momento
para descansar y tomar aliento.
Tus charlas con los paisanos
algún chisme que otro,
y hasta algún alcagüeteo
con el que entretener el tiempo.
De vez en cuando
cantar algún bonito fandango,
como tu bien sabias hacerlo
los demás escuchando en silencio.
Fandango
un
consejo yo daría
para
cantar un fandango,
más
que buscar la medida
procura
que sea un desgarro
de
una emoción de tu vida.
Otras veces aplaudiendo y jaleando
desechando el aburrimiento,
sentados juntos en el banco
pasando muy buenos ratos.
¡
Cuanto te echo de menos ¡
entre flores y olivares
tengo una blanca paloma,
mi casita es un lucero
le da el sol cuando se asoma
y el cantar de los jilgueros.
Como los cantes de Fermín
y el ganao en la sementera,
es lo que me gusta a mí
al llegar la primavera.
¡
Cuanto te echo de menos ¡
cantando esas colombianas
de esa casita blanca
en medio del olivar,
y esos cantares que llevas dentro
con historias de sentimientos.
Me gusta la primavera
en Zarza con sus colores y sus flores,
y tener a Cuartillo a mi vera
cantando bellas canciones
que a mí me quitan las penas.
Paseando despacito y en silencio
aún resuena de su voz, el eco
entre risas y llantos
me emociono al recordarlo.
Te fuiste sin decir adiós
ni siquiera un hasta luego,
como errante peregrino
brillas en el firmamento como un lucero,
quiero que sepas padre y amigo
¡
cuanto de echo de menos ¡
Adrián
Sánchez Blázquez
Entrañable y bello. Un abrazo.
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