jueves, 15 de enero de 2015

En aquellas horas de calma

En aquellas horas de calma
contemplando las estrellas desde la montaña,
en un parpadeo, como un maravilloso sueño
en el que se funden alma y cuerpo,
en medio de aquellos pensamientos
siento un ligero estremecimiento
por algo desconocido y extraño.

Como si un guerrero de ojos oscuros
cetrino y completamente desnudo
quisiera llevarme hacia otros mundos,
y deseo despertar del ensueño
pasar como ensimismado a un segundo plano,
más tranquilo y relajado
como huyendo del fuego eterno.

Intento mover los labios
que están de ternura sedientos,
como queriendo decir algo
por aquel descubrimiento
que me está martirizando,
y quedo completamente desconcertado
al estar mi cuerpo cubierto de besos.

El destino misterioso
obra actos prodigiosos,
en esas noches de luna
en que tanto brillan las estrellas
y las horas se hacen eternas,
haciéndome ver sombras chinescas
que aunque sobrias, son perfectas.

En aquellas horas de calma
al lado de Gredos, en la montaña
cuajada de nieve toda su falda,
veo una sonrisa enigmática
que ilumina toda tu cara,
como el cuadro de ése artista

que pintó a la Mona Lisa.

Adrián Sánchez Blázquez


1 comentario:

  1. Buenas noches Adrián; te iré leyendo poco a poco hasta que me regales ese libro prometido.Un abrazo. Muy bonito.

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