Íbamos a tener una otoñada
muy seca
y ya nos llega el agua por
encima de las cejas,
debajo de la cama se han
criado hasta ranas
y me han mojado de agua todo
el pijama.
Y es que esta Extremadura
nuestra
o la gran mojá o la gran seca,
por eso es una tierra tan
extrema
y yo lo quiero tanto de
cualquier manera.
Y aunque nunca llueve a gusto
de todos
yo me pongo el chubasquero
con el gorro,
marcho a la dehesa y recorro
sus caminos
con la alegría de un buen
peregrino.
A cualquier hora del día y de la noche
arrecian grandes y fuertes
chaparrones,
provenientes de las Islas
Azores
que nos apremian con sus
rigores.
Aunque con tanta lluvia
a buscar refugio nos obliga,
el agua es fuente de vida
y debe ser motivo de alegría.
Es tiempo de otoñada
en esta tierra zarceña,
es una de las estaciones más
bella
y una gozada poder disfrutar
de ella.
Es tiempo de otoñada
bellotas, membrillos y
castañas
la sierra de Béjar está un
poco nevada
a la Covatilla habrá que ir a
disfrutarla.
Adrián Sánchez Blázquez
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