Con esto y un bizcocho
a Armenteros el
día ocho.
El día ocho de octubre era la fecha en que partía de Zarza para ir a
estudiar al colegio de la Inmaculada en Armenteros, un pueblecito con cuatro
casitas y una iglesia , de la provincia de Salamanca.
Unas tierras desérticas en
las que se sembraba un poquito de cereal y para usted de contar.
Los carros iban tirados por
unas descomunales parejas de bueyes, que nos imponían un miedo que pa qué, de
lo grande que eran, con una cornamenta extraordinaria y los hombres vestían
unas ropas míseres y calzaban abarcas.
Coincidían estas fechas con
ser las ferias de Zarza, mi pueblo, tres días grandes de festejos, en el ejido
de abajo gran trasiego de ganado, tratos de compra y venta, al acabar las
transacciones grandes celebraciones en las tabernas y tascas del pueblo,
comiendo carne y bebiendo buenos vinos de pitarra para celebrarlo.
Toda la carretera se llenaba
de puestos variados, que vendían aperos y aparejos de labranza y para los
animales.
Casetas de tiro con escopetas
de balines y de golosinas variadas, el puesto de turrón que todos los años
venia de Castuera, piezas de un tamaño muy considerable que lo tenían que
partir con una segureja y lo vendían por trozos o al peso.
Mi abuela María todos los
años me compraba una pistola de agua, con las que jugábamos los amigos hasta
que nos poníamos completamente mojados, y aquellas pajaritas que las llenábamos
de gua y soplábamos por un pitocho y sonaban como el trinar de los pájaros ¡ qué bellos recuerdos!
El pueblo se llenaba de
forasteros y gitanos que animaban con sus chalaneos y regateos con los payos,
intentando venderles todo tipo de bestias para la labranza, los animales los
traían muy bien acicalados y mansitos, eso si hasta que culminaban el trato y
después pase lo que pase, aunque salga el sol por Antequera y el animal saliera
más falso que Judas.
Se terminaba cantando,
bailando y tocando palmas, al compás de las guitarras hasta ver llegar la
claras del día.
Que fiestas aquellas tan
inolvidables, tres días con sus tres noches se llenaban todas las posadas y el
dinero corria a raudales, ya que las ventas eran un apretón de manos, terciar
en el alboroque y pagos rigurosamente en efectivo y al contado.
Por las tardes noches grandes
bailes en casa tío Gonzalo y posteriormente de su hija Amelia, amenizada por
grandes orquestas…recuerdo a Cabanillas, de Navalmoral de la Mata…a Olegario de
Lagartera…que buenos músicos y como animaban el baile.
Extraordinarias películas en
el cine de tio Felix y posteriormente su hijo Cipriano,unas del oeste, a tiro limpio
y de indios, otras de circo y romanos ¡ qué tiempos aquellos que pue que no vuelvan
¡
En homenaje a todas esas
gentes que ya no están con nosotros y a esos festejos que aunque ya se han
venido a menos, pero siempre permanecerán en mis recuerdos de infancia.
Tres días con sus noches
todo son festejos y risa a raudales,
los zarceños están con ganas de fiesta
después de tanto trabajar la tierra,
buenos vinos y cantes en los bares
animadas sesiones de cine y bailes.
La feria de mi pueblo
la más bonita de España,
lo digo con mucho sentimiento
cariño y añoranza,
se lo dedica este hijo suyo
que nació en el 53 en Zarza.
Adrián Sánchez Blázquez ( Cuartillo )
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