Una jornada fría y nublada
pero para mí la más bella y
soleada
mirando hacia la Virgen de la
Montaña,
corre por mi mejilla una
lágrima furtiva
y saliendo de esta fría cama
de hospital
todo mi corazón de gozo empieza
a soñar.
Como si todo fuese un sueño
respirar el aire puro y
fresco
que desde el norte exhala
Gredos,
escuchar el canto de la
alondra en el cielo
o el bello trino del jilguero
en éste ardiente estío
cacereño.
Recordando en primavera la
zona de los Barruecos
donde iba con mi esposa e
hijas de paseo
en busca de espárragos
trigueros
contemplar este hermoso cielo
estrellado
bajo el olor a jaras, tomillo
y romero
de este noble terruño
cacereño.
Un día dieciocho de julio
salgo sin mirar para atrás
tanto tiempo encerrado,
con muchas ganas de otros
aires respirar
aunque esperan duros días de
recuperación
pero eso es ya como coser y
cantar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario