Por meritos propios
y echándoles güevos
fundí la industria
en coca y putas.
Y esto no lo purifica
ni el agua bendita
y entre reuniones y congresos
gasté los dineros.
Y he terminado preso
con un hambre insaciable
como un cura o un fraile
en Semana Santa saltándose la
gula de carne.
Pretendiendo vivir del cuento
en todos y cada uno de los
momentos
y si mucho me apuras
mejor que un sacristán o un
cura.
Y sin tener sangre mora o
judía
pretender acostarme todos los
días
con quince huríes u odaliscas
que a mí me calienten mi
picha fría.
Con pausa pero sin prisa
me arremango las mangas de la
camisa
yendo en busca de putas o
furcias
que alimenten mis bajas
pasiones.
Denunciado varias veces
por los tribunales
de las Santas Inquisiciones
por hacer deshonestas
proposiciones.
Sin encomendarme ni a Dios ni
al Diablo
decido callarme y no menearlo
para no ser en todo momento
duramente violentado.
Como dice Pérez Reverte
Arturo
en su patente de corso
brillante guerrero español de
todos los tiempos
y su héroe un hidalgo
apaleado y loco
con su corazón que voló por
encima de todos
siendo el más famoso de todos
los tiempos.
( Adrián Sánchez Blázquez )
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