Los cipreses crecen altos en tierra de camposantos, con cierto halo de misterio
y cargados de escondidos secretos. A la sombra de ellos están nuestros seres
queridos, hace tiempo enterrados y una plegaria por ellos vamos musitando.
Los cipreses crecen altos amamantándose de muertos, que se quedan tan mudos y
tan solos en los cementerios. Orgullosos y esbeltos sus ramas moviendo el
viento, compitiendo entre ellos y tratando de tocar el cielo.
Los cipreses crecen altos con el aliento y roce de sus cuerpos, trabajo me
cuesta creer que con este sustrato se puedan mantener.
Los cipreses crecen altos, el repique de las campanas en lo alto del campanario
una oración van tañendo y el aire de la dehesa la va trasportando.
Los cipreses crecen altos empiezo a envidiarlos, a sus pies tienen a mis seres
amados y jamás podré olvidarlos.
Los cipreses crecen altos fuertes y muy espigados, creyendo volar muy alto los
espíritus de mis antepasados.
Los cipreses crecen altos a sus ramas yo me abrazo, queriendo percibir de ellos
el corazón de quién amé tanto.
Los cipreses crecen altos todos los días al apardear, como un susurro del
viento se oye a Cuartillo
estos fandangos cantar :
Ay cantaor, Ay cantaor
canta y divierte a la gente
con tu dolor
que cante, que ria
que toquen palmas y digan olés
que se diviertan
y tu revienta.
Hasta el aire que respiro
me han llegao a mi a quitar
abreme a mi la
puerta cielo
que me voy a desahogar.
Las entrañas mías
como me hieren en el alma
cuantas lagrimas escondías
al recordar toda su vida.
Toca fuerte guitarrero
que suene fuerte mi voz
a ver si llega hasta el cielo
los cantes de mi dolor.
A la sombra de un ciprés
me puse a considerar
el camino que me queda por recorrer
sin olvidar lo que quedo detrás.
( Adrián Sánchez Blázquez )
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