lunes, 9 de febrero de 2015

Paseos con mi padre.

Yo hago que vivas porque has muerto
aunque no en tu cuerpo,
seguimos juntos
como en los viejos tiempos.

Le pediré a la poesía
me provea de palabras hondas,
consoladoras y bellas
para escribir este poema.

Un poema con una mirada serena
a veces conciliadora,
otras veces crítica
como los paisajes y las gentes de cada día.

El habito del padre e hijo
de pasear juntos,
por el campo zarceño
sin borrarse en la memoria de los vivos.

Cuando hace buen tiempo
invita a realizar el camino,
como retrocediendo en el tiempo
constituyendo una forma de reencuentro.

Viendo las encinas y los olivos
con lo que es posible como hijo huérfano,
cruzar la mirada y entablar dialogo
con mi padre que reside en el paraíso.

Imaginamos a mi padre hablando conmigo
a través del canto de los pájaros
del rumor de la corriente del río
o de las hojas agitadas por el viento.

A mi padre están dirigidas estas palabras
con el habla directa de este pobre poeta
en recuerdo de los paseos por el campo zarceño

como un bello y agradable pasatiempo.

Adrián Sánchez Blázquez


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