Un café solo de buena mañana
Todas las mañanas muy temprano
tomo un cafetito solo,
procurando esté bien cargado
y que sea portugués de Campo Maior.
Debe estar caliente como el infierno
negro como el diablo,
como el ángel, puro
dulce como el amor.
Es un proverbio turco
mis fuentes de inspiración,
en las ciudades que conozco
tengo de bares mi propia selección.
Pero cuando viajo y me detengo
en alguna ciudad o pueblo
desconocidos,
casi siempre me la juego
al pedir un café solo.
Pues lo suelen poner ácido como el
desamor
amargo como la soledad,
espeso como la confusión
y requemado como el desprecio.
Tomamos café torrefacto
que es un invento muy práctico,
del siglo diecinueve y del veinte
cuando era lento su transporte.
Los portugueses nos venden el café
malo
torrefacto y robusta,
que es el que nos gusta
aunque solo sea por el precio.
Una bica portuguesa
en café es toda una delicia,
cantidad poquita
cucharilla pequeñita.
Sacado de un artículo
de J.R. Alonso de la Torre,
que recorre los pueblos extremeños
y como gourmet es de los que más
sabe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario