Estamos en el puente de La
Pura
tiempo de preparar maletas,
en estos cuatro días
marcharnos de aventuras.
Unos días para Zarza
otros para la Vera Alta,
los momentos son más animados
repartiéndolos entre ambos
lados.
Que hermosa está la mañana
que solas están las calles y
plazas,
paseo y no me encuentro ni un
alma
de este bello pueblo que es
mi Zarza.
Hace un frío del carajo
hasta el aliento se queda
helado
hay una gran diferencia de
temperatura
entre el día y la noche tan
oscura.
Será que por ser otoñada
que estamos en fin de semana,
es temporada de caza
y la gente está desperdigada.
Hasta la media tarde
hace un calor para
arremangarse,
al caer la noche
hay bien que abrigarse.
Salgo a dar un largo paseo
no me encuentro ni a un
perro,
será que el pueblo ha venido a
menos
aunque me cueste creerlo.
Mañana que es domingo
después de misa iremos de
vinos,
ya veremos si entre trago y
trago
termino por animarme un rato.
Esta noche cayó una gran
helada
empañados del coche están las
ventanas,
la gente anda veloz y deprisa
se congela hasta el aire que
se respira.
Feliz fin de semana
en la hermosa villa de Zarza,
en sus bares ricas tapas
regadas con buenos vinos de
pitarra.
Pasear por su amplia dehesa
sus charcas están casi secas,
observar las grullas en piara
comiendo bellotas en esas
largas explanadas.
Asustadas emprenden el vuelo
surcando los azules cielos,
emigran a beber al pantano
con
recelo huyen de los humanos.
Que hermosa está la dehesa
en estas llanuras zarceñas,
pobladas de cerdos, ovejas y
vacas
y alguna piara de cabras.
Cerveza de bellotas
quesos de Granadilla,
ricos embutidos ibéricos
procedentes de productos
zarceños.
Así muy deprisa pasan los
días
rodeado de amistades y
familia,
otra vez hacer la maleta
marchamos para la Vera.
De todo lo que allí ocurra
se lo seguiré contando,
entre buenos vinos de uva
y algún que otro rico tasajo.
A las siete de la tarde
llegada a Villanueva
después de deshacer las
maletas,
vamos al hogar del
pensionista
encuentro con amigos y tomar
unas cervecitas.
Al día siguiente viajamos a
Candeleda
al mercadillo a comprar
frutas y alguna prenda,
y a degustar quesos en la
plaza
al lado de la cabra hispánica.
Después de haber pasado una
bonita mañana
paramos a repostar fuerzas,
en Alardos al pié de su
garganta
en el último pueblo de la
Vera Alta.
Comemos en Madrigal de la
Vera
ambiente distendido, gente
campechana,
en una mesa ataviada
que el restaurante nos tenía
preparada.
De pan ricas hogazas
un primer plato de patatas
revolconas,
de segundo secreto ibérico de
cerdo de noble raza
todo ello regado con vino
tinto de Navarra.
De postre olorosos cafés y
riquísimas tartas
de caseras y secretas recetas
culinarias,
con buena materia prima
y primerísimas viandas.
Después de abonar la cuenta
paseo por el pueblo, por sus
calles y plazas,
acompañado del encendido de
grandes hogueras
que las llaman las luminarias.
Saboreamos cervecitas frescas
y ricas tapas
y algún que otro buen bocata,
regresamos a Villanueva de la
Vera
dando por finalizada la
jornada.
Han sido más de doce horas
las que hemos estado fuera de
casa,
cuando me siento en el sofá
me doy cuenta que tengo
cansados cuerpo y alma.
Qué largo y que pronto pasó
el día
ha sido gratificante y las
horas muy bien aprovechadas,
descanso en mi cama rica
hasta el clarear la mañana.
Hoy martes que también es día
de fiesta
me preparo para salir de
casa,
para ver lo que nos depara la
mañana
nos acercamos en
dirección a la plaza.
Tomamos unos vinitos
acompañados de ricos
aperitivos,
comida, un poco de reposo
y a Cáceres regresamos a las
ocho.
Qué rápido se pasaron estos
cuatro días
acompañados de buenos amigos
y familia,
ya estamos esperando el
próximo puente
procurando no nos lleve la
corriente…jejeje…..
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