sábado, 30 de diciembre de 2017

Un año para el recuerdo



Un año para el recuerdo

Este año 2017 ha tenido muchos puntos seguidos y algún que otro punto y aparte.
El nacimiento de Marta, nuestra preciosa nieta, que es más lista y sabeora que cualquiera y a la vejez la alegría de nuestra huerta.
Nos tiene comido el coco y vuelto el juicio y estamos por ella completamente locos.
Por si fuese poco han venido a pasar las fiestas navideñas con nosotros y estamos entusiasmados y llenos de gozo, se escucha por tierras de Cáceres y los campos de Valdebebas.
Esto que para nosotros es lo más importante que en este año nos ha ocurrido.
Aparte de todo esto que no es poco, después de más de tres años de búsqueda por fín hemos encontrado la parcela que estábamos deseando encontrar, dentro del mismo pueblo para poder construirnos la casa de nuestros sueños.
Pero como un mal despertar desde que comenzamos con el desbroce y realizar los cimientos hasta el día de la fecha maldita fatalidad, todo es un trampal desde el principio hasta el final, no se ajusta ni a proyecto y mucho menos al presupuesto, con lo que está acabando con todos nuestros ahorros y habrá que ir pensando en solicitar algún tipo de préstamo para poderla finalizar y estos sueños puedan llegar a buen puerto.
Ahora que empiezo con el trámite y el papeleo para solicitar un crédito financiero, todos son pegas y trabas, me va a costar un cojón y media yema del otro poder llegar a feliz término y me cuesta trabajo creer que todo esto me pueda estar pasando a mí.
Después de más de mes y medio de arduas negociaciones, diversas visitas a la entidad bancaria y a la notaría por fin logro que el importe crediticio esté concedido. Al menos una preocupación menos de momento. Nunca llegué a imaginarme que a la jubilación tuviese que andar empeñado hasta las cejas, todo esto lo digo muy en serio, de veras.
Mira que procuro por principios ser previsor y no sacar los pies del tiesto para no embarrarme y verme a la vejez de mis cuentos prisionero.
Pero han sido tantos los imprevistos que como si tuviesen agujeros los bolsillos y me he descapitalizado quedándome sin dinero y no alcanzo a saber cómo voy a salir de este atolladero.
Ojalá que el año próximo me aclare las ideas y con renovados aires nuevos pueda salir indemne e ileso de todo esto.
Me parece mentira que en un año tan poco lloveor y tan seco pueda tener tantas goteras n la casita que nos estamos construyendo.
Apenas duermo y menos tranquilizo hasta no ver una salida airosa, estoy desanimado y bastante descontento con el constructor y con el arquitecto.
Mi cabeza no para de dar vueltas y de momento no encuentro paño suficiente para secar el llanto que me produce tanto descontento.
Hasta para conseguir un préstamo estoy sufriendo tanto que mejor me lo reservo para mis adentros y a nadie se lo cuento.
Lo que estaba proyectado a la jubilación como la casita de mis sueños, pero la cruda realidad es que hasta la fecha está siendo un disparate por completo.
A la vejez viruela y yo añado que sarna, sarampión y quedarme sin perras abrazado a la vil miseria.
Lo que menos podía llegar a imaginarme a esta edad es tener que entramparme.
Hoy día veintiocho de diciembre como por arte de birli birloque me siento el más desgraciado de los inocentes y sin acudir a esa gala donde se divierte tanta gente.
Cuarenta años con un plan de jubilación para que a estas alturas me haya quedado como las gallinas cacareando y sin plumas.
Y con la que se avecina así no hay quien viva.
¡ Que necesidad tenía yo de todo esto! Si yo tenía un bonito piso pagado, un buen dinerito ahorrado para poder disfrutar unas buenas vacaciones durante todos los años disfrutando de mi jubilación.
Ahora ni duermo ni tranquilizo, apenas si me reconozco, coy como las sombras chinescas, como n alma en pena.
Ando por la calle hablando solo, que conste que no es por teléfono , como si fuese el tonto del pueblo y es que no me cuadran las cuentas ni los dineros.
Que por hacerme una casa en el sitio La Presa con mucha agua y bastante fresco, donde he invertido todos mis ahorros, lo que debía haber sido un feliz sueño, de momento es todo un trampal por completo.
Yo que a esta casita la iba a llamar El sueño de mi vida la denominaré El Trampal a secas, ya que me he empeñado hasta las cejas, y si un poquito me apura soy capaz de llamarla Villa Amargura.
Un mal día lo tiene cualquiera pero yo llevo una larga temporada muy completa y al escribir estas líneas sirve para liberar mis malas energías, y al desahogar esta negra pena hace que mi alma se quede tranquila y serena.
No es el sueño de una noche de verano es el deseo de todo ser humano de sentirse realizado en esta vida con la casita que tanto anhela y aspira, después de más de cuarenta años de trabajo y fatigas poder disfrutar de una vejez digna.
Ojalá que un día no muy lejano pueda llegar a despertar de este mal sueño, y sentado en el porche de la casita rural recreándome en la parcela, recordar todo esto como una anécdota, disfrutando de la compañía de mi esposa, mis hijas y de Marta mi linda nieta.

De este año saliente dos mil diecisiete
con mucho ruido y pocas nueces,
voy a despedirlo como se merece
desde mi piso en Cáceres,
brindando por la casa rural del pueblo
y que finalmente sea una realidad y la culminación de mi sueño.

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