martes, 31 de enero de 2017

Un café solo de buena mañana


Un café solo de buena mañana

 

Todas las mañanas muy temprano

tomo un cafetito solo,

procurando esté bien cargado

y que sea portugués de Campo Maior.

 

Debe estar caliente como el infierno

negro como el diablo,

como el ángel, puro

dulce como el amor.

 

Es un proverbio turco

mis fuentes de inspiración,

en las ciudades que conozco

tengo de bares mi propia selección.

 

Pero cuando viajo y me detengo

en alguna ciudad o pueblo desconocidos,

casi siempre me la juego

al pedir un café solo.

 

Pues lo suelen poner ácido como el desamor

amargo como la soledad,

espeso como la confusión

y requemado como el desprecio.

 

Tomamos café torrefacto

que es un invento muy práctico,

del siglo diecinueve y del veinte

cuando era lento su transporte.

 

Los portugueses nos venden el café malo

torrefacto y robusta,

que es el que nos gusta

aunque solo sea por el precio.

 

Una bica portuguesa

en café es toda una delicia,

cantidad poquita

cucharilla pequeñita.

 

Sacado de un artículo

de J.R. Alonso de la Torre,

que recorre los pueblos extremeños

y como gourmet es de los que más sabe.
 
 
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