lunes, 29 de junio de 2015

Al final del camino

La vejez es un naufragio
es como un barco a la deriva,
es la decadencia del cuerpo
que se queda entumecido y absoleto.

La experiencia de lo vivido
en ese largo pero corto recorrido,
es como una mudanza
cuando cambiamos de casa.

Sin poder salvar los cacharros
se van acortando mis pasos,
ya cansados y sin resuello
pero aún con un pelín de ánimo.

Salgo mirando hacia el pasado
buscando un futuro incierto,
cuando lo único que tengo por seguro y cierto
es sobrevivir y no perecer en el intento.

Cuando llegue al final del camino
haya llegado con pasos rectos y sin desatinos,
no sea demasiado severo
al juzgarme a mí mismo.

De momento no tengo ninguna prisa
aún estoy contento y de ésta guisa,
cuando llegue la temida parca
le pondré la mejor de mis sonrisas a su guadaña.

No me vengan a decir mis queridos lectores
que el humor no lo tengo por millares,
que aprendo de la vida de todos sus sinsabores
y no le guardo ni envidia ni rencores.

Al final del camino
habré encontrado mi sino,
ese que siempre estaba buscando
y al fin lo he conseguido.

Quiero llegar a tocar las estrellas
para poder subirme a una de ellas,
y desde allí arriba, en todo lo alto
por fin haberme sentido realizado.

Surcaré mares y tierras
hasta por fin haberme encontrado con ella,
porque desde el momento en que he nacido
ya sabía cuál era mi destino

Caminante son mis huellas
como estelas en el mar,
caminante no hay camino
camino se hace al andar.

Al final del camino
la ansiada libertad encontraré,
en una senda perdida en el tiempo
en un lugar en el que iré pero no regresaré.

Cuando llegue mi última hora
no llevéis flores a mi tumba,
gastarlo en ricos vinos y fresquitas cervezas
cantando y bailando como en una gran fiesta.

Al final del camino
volveré atrás mis risueños ojos,
para ver vuestros sonrientes rostros
y poderme despedir de todos vosotros.

Adrián Sánchez Blázquez




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Translate