miércoles, 1 de julio de 2015

La trilla

Es una tarde ventolera
para cribar el cereal en la era,
las mulas con las cabezas bajas
soportando las moscas cojoneras
que le recorren por sus partes bajeras,
las pajas crujiendo en horas de siesta
en medio de la parva entera.

Desear llegue las seis de la tarde
para que llegue el gazpacho refrescante
que alivie un poco nuestros calores y sudores,
con pan tomate, pepino y un poquito de ajo
que alegre nuestros sofocados estómagos,
ya que este soporífero verano
está causando verdaderos estragos.

El agua fresca del botijo
alegra nuestros gaznates resecos,
que llenos de un polvo amarillo y negro
cubre todo nuestro cuerpo
de tantas horas sentado en el trillo,
nuestra cabeza cubierta con un raído sombrero
que aplaca un poco las llamaradas de Lorenzo.

Dormir por la noche en la era
vigilando no nos roben la cosecha,
contemplar la Vía Láctea
la lunas y las estrellas
cuanta paz y belleza,
levantarnos de buena mañana
con picotazos de mosquitos llenos los brazos y cara.

Separar el grano de la paja
esta última llevarla al corral
para comida animal,
y los sacos completamente llenos
de ese grano tan dorado y bonito,
tan enriquecedor que es el trigo
venderlo y vivir de ello todo el año.

Estamos en pleno verano
con sus rigores y soponcios,
es tiempo de buscar las cuadrillas
los segadores recolectan las gavillas
para trasportarlas a la trilla,
siempre se repite la misma historia
aunque ahora hemos cambiado el trillo por la cosechadora.

Son oficios para el recuerdo
y como si hubiese sido un fugaz sueño
que rápidamente ha pasado el tiempo,
ya casi soy un anciano
aunque no tengo nietos,
a mi mente vienen los gratos recuerdos
de cuando iba con mi padre a dormir a la era al sereno.

Adrián Sánchez Blázquez




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Translate