Fiesta del almendro en flor
Al amanecer de
un nuevo día y al despuntar la mañana salimos como un resorte de la cama, como
si hubiesen tocado a diana, los coches uno tras otro como si fuese una
procesión, para dirigirnos a esa linda villa Garrovillana a celebrar la fiesta
del almendro en flor.
En la plaza de
la Constitución, una de las más espectaculares y maravillosas de España fue el
punto de encuentro, donde estaba enclavada la organización.
Con un rico
desayuno de café y dulces típicos para todos los participantes empezó este maravilloso
viaje, con rutas de senderismo, bicicleta o ecuestre.
Nuestra vista se
recreó viendo la floración de cientos y cientos de almendros que existían por
la llana y extensa campiña garrovillana.
Y entre fotos y
más fotos mucho disfrutamos hasta llegar al paraje conocido por Gallito, donde
la orquesta Bolero nos amenizó la jornada en todo momento.
Degustación de
la comida típica: berzas con buche, escabeche, vino, café y pan y todo por el
increíble precio de dos euros por comensal.
Y al pardear el
día salimos de la hermosa villa de Garrovillas después de visitar el museo etnográfico
que hizo las delicias de mayores y pequeños.
Unos nos
quedamos en Cáceres al caer la tarde y otros después de la despedida marcharon
para Botija.
Esta es la
crónica de un suceso ocurrida un sábado veinticuatro de febrero, que con más o
menos acierto quisiera os sirviera de divertimento y que escribo en éste frío
domingo de invierno.
Los almendros de colores rosa y blanco
nos regalan sus hermosos pétalos
y en este final de febrero
reivindicando desafiantes el frio invierno.
De un blanco níveo
se ve todo el campo garrovillano
acompañando a los olivos
en este invierno tan crudo y seco.
Yo he visto por un almendro
que la experiencia engañaba
echaba blanca las flores
y las almendras amargaban
como amargan tus amores.
Así como la flor del almendro
en pleno invierno florece
sueño en silencio
que mi amor por ti aumenta y crece
con el paso de los años.
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