Un año para el recuerdo
Este año 2017 ha
tenido muchos puntos seguidos y algún que otro punto y aparte.
El nacimiento de
Marta, nuestra preciosa nieta, que es más lista y sabeora que cualquiera y a la
vejez la alegría de nuestra huerta.
Nos tiene comido
el coco y vuelto el juicio y estamos por ella completamente locos.
Por si fuese
poco han venido a pasar las fiestas navideñas con nosotros y estamos
entusiasmados y llenos de gozo, se escucha por tierras de Cáceres y los campos
de Valdebebas.
Esto que para
nosotros es lo más importante que en este año nos ha ocurrido.
Aparte de todo
esto que no es poco, después de más de tres años de búsqueda por fín hemos
encontrado la parcela que estábamos deseando encontrar, dentro del mismo pueblo
para poder construirnos la casa de nuestros sueños.
Pero como un mal
despertar desde que comenzamos con el desbroce y realizar los cimientos hasta
el día de la fecha maldita fatalidad, todo es un trampal desde el principio
hasta el final, no se ajusta ni a proyecto y mucho menos al presupuesto, con lo
que está acabando con todos nuestros ahorros y habrá que ir pensando en
solicitar algún tipo de préstamo para poderla finalizar y estos sueños puedan
llegar a buen puerto.
Ahora que empiezo
con el trámite y el papeleo para solicitar un crédito financiero, todos son
pegas y trabas, me va a costar un cojón y media yema del otro poder llegar a
feliz término y me cuesta trabajo creer que todo esto me pueda estar pasando a
mí.
Después de más
de mes y medio de arduas negociaciones, diversas visitas a la entidad bancaria
y a la notaría por fin logro que el importe crediticio esté concedido. Al menos
una preocupación menos de momento. Nunca llegué a imaginarme que a la
jubilación tuviese que andar empeñado hasta las cejas, todo esto lo digo muy en
serio, de veras.
Mira que procuro
por principios ser previsor y no sacar los pies del tiesto para no embarrarme y
verme a la vejez de mis cuentos prisionero.
Pero han sido
tantos los imprevistos que como si tuviesen agujeros los bolsillos y me he descapitalizado
quedándome sin dinero y no alcanzo a saber cómo voy a salir de este atolladero.
Ojalá que el año
próximo me aclare las ideas y con renovados aires nuevos pueda salir indemne e
ileso de todo esto.
Me parece
mentira que en un año tan poco lloveor y tan seco pueda tener tantas goteras n
la casita que nos estamos construyendo.
Apenas duermo y
menos tranquilizo hasta no ver una salida airosa, estoy desanimado y bastante
descontento con el constructor y con el arquitecto.
Mi cabeza no
para de dar vueltas y de momento no encuentro paño suficiente para secar el
llanto que me produce tanto descontento.
Hasta para
conseguir un préstamo estoy sufriendo tanto que mejor me lo reservo para mis
adentros y a nadie se lo cuento.
Lo que estaba
proyectado a la jubilación como la casita de mis sueños, pero la cruda realidad
es que hasta la fecha está siendo un disparate por completo.
A la vejez
viruela y yo añado que sarna, sarampión y quedarme sin perras abrazado a la vil
miseria.
Lo que menos
podía llegar a imaginarme a esta edad es tener que entramparme.
Hoy día
veintiocho de diciembre como por arte de birli birloque me siento el más
desgraciado de los inocentes y sin acudir a esa gala donde se divierte tanta
gente.
Cuarenta años
con un plan de jubilación para que a estas alturas me haya quedado como las
gallinas cacareando y sin plumas.
Y con la que se
avecina así no hay quien viva.
¡ Que necesidad
tenía yo de todo esto! Si yo tenía un bonito piso pagado, un buen dinerito
ahorrado para poder disfrutar unas buenas vacaciones durante todos los años
disfrutando de mi jubilación.
Ahora ni duermo
ni tranquilizo, apenas si me reconozco, coy como las sombras chinescas, como n
alma en pena.
Ando por la
calle hablando solo, que conste que no es por teléfono , como si fuese el tonto
del pueblo y es que no me cuadran las cuentas ni los dineros.
Que por hacerme
una casa en el sitio La Presa con mucha agua y bastante fresco, donde he
invertido todos mis ahorros, lo que debía haber sido un feliz sueño, de momento
es todo un trampal por completo.
Yo que a esta
casita la iba a llamar El sueño de mi vida la denominaré El Trampal a secas, ya
que me he empeñado hasta las cejas, y si un poquito me apura soy capaz de
llamarla Villa Amargura.
Un mal día lo
tiene cualquiera pero yo llevo una larga temporada muy completa y al escribir
estas líneas sirve para liberar mis malas energías, y al desahogar esta negra
pena hace que mi alma se quede tranquila y serena.
No es el sueño
de una noche de verano es el deseo de todo ser humano de sentirse realizado en
esta vida con la casita que tanto anhela y aspira, después de más de cuarenta
años de trabajo y fatigas poder disfrutar de una vejez digna.
Ojalá que un día
no muy lejano pueda llegar a despertar de este mal sueño, y sentado en el
porche de la casita rural recreándome en la parcela, recordar todo esto como
una anécdota, disfrutando de la compañía de mi esposa, mis hijas y de Marta mi
linda nieta.
De este año saliente dos mil diecisiete
con mucho ruido y pocas nueces,
voy a despedirlo como se merece
desde mi piso en Cáceres,
brindando por la casa rural del pueblo
y que finalmente sea una realidad y la culminación de
mi sueño.
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